
ANTICRISTO
Jacques Fuentealba
Una lluvia fina caía en la terraza del café, forzando a los clientes asustados a entrar.
Una lluvia fina de sangre que iba intensificándose.
El Anticristo, antaño Friedrich Nietzsche, antaño Ozzy Osbourne, empujó en un rincón de la mesa su taza, alzando los ojos al cielo.
—A la tercera va la vencida —suspiró—. Recién llegado y tengo que volver al trabajo.
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