EXCESOS II
Olga A. de Linares
He decidido no dejarme llevar más por la imaginación.
Aunque me cueste un poco no tropezar con las cadenas que los fantasmas dejan en el paso, esquivar a los monstruos agazapados en los rincones oscuros, no llevarle el apunte a los asesinos ocultos tras las puertas, ignorar las miradas petrificantes de Medusa.
Por suerte, pude controlar a los reptiles; desde que les hice un lugarcito en la heladera, letarguean lo más panchos.
Y no hay mal que por bien no venga...
Gracias al dragón, aunque cada dos por tres me chamusca las cortinas, ahorro bastante en calefacción.
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