
LA IMAGEN LO ES TODO
Damián Cés
—¡Pará! ¡No saltes! —gritó la mujer, desesperada.
—¿Por qué no? Estoy convencido de que el cuerpo es el espejo del alma, así que… no soy nada.
—Qué equivocado estás. Te conozco; sos una persona maravillosa.
—¿Sí?, decime entonces lo que ves en mí.
—Y… nada, por supuesto.
—Lo ves —dijo el hombre, y un alarido acompañó la caída.
—¡No, hombre invisible, no!
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Por favor, tratá de que tu comentario sea sobre esta entrada. Asuntos personales (buenos y malos) que tengas con el/la autor/a del texto y/o los miembros de este blog por favor resolvelos por otros canales ya que este no es el adecuado.
Gracias.