
LA TORMENTA EN EL MAR
Liliana Savoia
De pronto el cielo se puso rojo y el náufrago no vislumbró el horizonte. Luego se puso violeta oscuro, pero él siguó mirando embelesado, y a la vez temeroso, las transparencias del mar que se confundían con el cielo. Fijó su mirada en un punto y el firmamento se volvió granate como el vino; un instante después apareció la primera estrella y la noche, apretada, tensa, se derrumbó sobre el mar, trayendo la tormenta. La balsa cabalgó las olas como una manada de búfalos salvajes y el náufrago remó y remó internándose en la roja marea oleosa. Pieter Brueghel dio las últimas pinceladas a su obra.
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