
MUTATIS MUTANDIS
Olga A. de Linares
¡Una gira mundial! ¡Con su propia compañía! ¡Maravilloso!
Titubea un segundo antes de estampar su firma, recordando lo que está planeado. Pero... ¿renunciar a semejante oportunidad? ¡Ni loco!
Después de todo, ¿quién garantiza que sus acciones cambien algo?
Todos saben, aunque no lo quieran decir, que el Sur ha perdido.
Entonces... ¿qué? ¿Vengar su derrota? ¡Pamplinas! ¿Cambiar un futuro brillante por semejante ridiculez? No, ¡de ningún modo!
Así que John Wilkes Booth, aunque lamenta perder la ocasión de decir su latinazgo, firma el contrato, abandonando el complot magnicida.
Y al pobre Abraham Lincoln no le queda más remedio que soportar, íntegra, la estúpida comedia musical que su bendita mujer tanto insistió en ver.
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