
FLORACIÓN
Erskine Caldwell
Abrí los ojos al amanecer, en un lugar desconocido para mí, y vi a una muchacha desnuda que corría por el campo y que intentaba ocultarse. En una ocasión, cuando se detuvo y me miró, pude ver que sus pechos parecían a punto de reventar, como si fueran capullos de rosas al sol de mayo. Eché a correr hacia el sur intentando atraparla, porque quería enterrar mi rostro en aquellas abiertas rosas y capullos para conocer su fragancia. Cuando por fin llegué hasta ella, cayeron todos los pétalos de sus pechos, se echaron a volar con el viento y ya no pude verla de nuevo ni pude saber dónde fue, pero las semillas que se desprendieron aquel día son las flores que están floreciendo ahora.
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