
UN DRAGÓN REAL
Martín Cagliani
El dragón no dejaba de jadear. El cansancio lo consumía. Ese cuerpo era demasiado grande y pesado. Sus cortas patas no lo habían podido resistir más que unos minutos. Acostado sobre su enorme panza, el dragón estaba exhausto. No podía pensar con claridad, su corazón no daba abasto a bombear sangre para semejante cuerpo. El fuego de su interior era insoportable. Esas alas: a quien se le había ocurrido que podrían levantar en el aire tan inmenso animal.
Es obvio que los dragones pertenecen a un Mundo Mágico, nadie sabe que hace un dragón en el Mundo Real. No durará mucho tiempo con vida.
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