Páginas

miércoles, 24 de diciembre de 2008

Escondidas - Marcela Silvestro


ESCONDIDAS
Marcela Silvestro

Llevaban un tiempo largo en la caja, cuando decidieron asomarse. El sol fue como una cuchillada a traición.
—Qué cambiada estás —se asombró Manuela, al ver a su hermana.
En efecto, lo único que permitía reconocerla era el collar de perlas que llevaba aquella mañana cuando habían comenzado a jugar a las escondidas. Pero sus rasgos ya no eran los de una niña. Eran los de una mujer.
—Cuánta razón tenías, Manuela. Este escondite es perfecto. Creo que ganamos.

1 comentario:

  1. Marce!! ¡qué alegría "verte" por acá de nuevo! Espero que se te haga costumbre (buena costumbre). Muy bueno tu aporte

    ResponderEliminar

Por favor, tratá de que tu comentario sea sobre esta entrada. Asuntos personales (buenos y malos) que tengas con el/la autor/a del texto y/o los miembros de este blog por favor resolvelos por otros canales ya que este no es el adecuado.
Gracias.