
JÍBARO
Ricardo Juan Benítez
—El caso del “cazador de cabezas” se cerró hace cinco años.
—Parece que nos toca reabrirlo —dije sin el más mínimo dejo de ironía.
El galpón estaba casi vacío. El tipo había huido dejando sus útiles de taxidermia. Diferentes tipos de bisturís y escalpelos. Algunas pinzas y fórceps. Recipientes de uso quirúrgico y frascos oscuros con variadas sustancias: cloroformo, arsénico y otras más difíciles de inventariar.
Dentro de un caldero de cobre se divisaba una parte de su última presa. El trofeo tenía los ojos desorbitados a causa del estupor y la sorpresa.
—Parece que nos toca reabrirlo —dije sin el más mínimo dejo de ironía.
El galpón estaba casi vacío. El tipo había huido dejando sus útiles de taxidermia. Diferentes tipos de bisturís y escalpelos. Algunas pinzas y fórceps. Recipientes de uso quirúrgico y frascos oscuros con variadas sustancias: cloroformo, arsénico y otras más difíciles de inventariar.
Dentro de un caldero de cobre se divisaba una parte de su última presa. El trofeo tenía los ojos desorbitados a causa del estupor y la sorpresa.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Por favor, tratá de que tu comentario sea sobre esta entrada. Asuntos personales (buenos y malos) que tengas con el/la autor/a del texto y/o los miembros de este blog por favor resolvelos por otros canales ya que este no es el adecuado.
Gracias.