DESPUÉS DE QUE EL GRAN PERRO...
José Luis Vasconcelos
El gusano luminoso de mil pies se estremeció sobre la noche después de que el Gran Perro ladró tras de las nubes.
Murmullos de hombres y mujeres eran zumbidos de moscas sobre cuerpos hinchados.
La sombra de los viejos era una maldición que cubría el instante de la caza hecho de sangre en roca.
La flama y su sombra danzaban custodiadas por guardianes de piedra diminutos.
Y solo, renovado en la magia, un hombre frente al fuego tejía follajes de plumas y los hundía en la tierra.
Un llanto de recién nacido escapó por la boca de la caverna: una luciérnaga más de aquella noche.
Murmullos de hombres y mujeres eran zumbidos de moscas sobre cuerpos hinchados.
La sombra de los viejos era una maldición que cubría el instante de la caza hecho de sangre en roca.
La flama y su sombra danzaban custodiadas por guardianes de piedra diminutos.
Y solo, renovado en la magia, un hombre frente al fuego tejía follajes de plumas y los hundía en la tierra.
Un llanto de recién nacido escapó por la boca de la caverna: una luciérnaga más de aquella noche.
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