
ERROR DE CÁLCULO
Jorge X. Antares
Chupó su alma como el tuétano de un hueso. Durante mil años había hecho lo mismo y seguiría haciéndolo otros mil años más, y otros, y otros... El cuerpo del hombre se marchitó como un jardín de margaritas en el desierto. De pronto, sintió una punzada en el estómago, y después más dolor. Encorvado, con un rictus en sus labios, no llegó a alcanzar una silla cercana. ¿Qué estaba pasando? Un demonio sólo moría si se comía a otro. No había explicación. A menos... A menos que este Papa...
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