
OTOÑO
Edilberto Aldán
—Ha pasado tanto tiempo —dijo sin saber dónde ocultar las manos, con un deseo apremiante de que fuera temporada de lluvias para así traer un paraguas y en él ocuparse, no en el deseo recobrado de acariciarla.
—Para mí no.
—¿Cómo?
—El tiempo, para mí ha sido apenas un instante.
—Bueno, quizá por eso…
—Sí. Por eso. —Dio media vuelta para alejarse de él.
Mientras caminaba se lamentó por las caricias atesoradas que iban cayendo de sus manos.
—Para mí no.
—¿Cómo?
—El tiempo, para mí ha sido apenas un instante.
—Bueno, quizá por eso…
—Sí. Por eso. —Dio media vuelta para alejarse de él.
Mientras caminaba se lamentó por las caricias atesoradas que iban cayendo de sus manos.
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