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miércoles, 15 de abril de 2009

Gato con hambre- Héctor Ranea


Estaba tirada en el piso. Había muerto unos segundos antes. El veneno fue más rápido que lo que esperaba y no alcanzó a llegar al baño, como hubiera querido, a encerrarse para hacer más dramático el encuentro de su cuerpo. El gato barcino se acercó al cadáver de su proveedora y maulló. Tenía hambre. Maulló unos segundos y lamió la mano de la muerta. Pasaron unos segundos y lamió las mejillas. Maulló. Se montó sobre el pelo de la muerta y maulló. Lamió sus ojos muertos y maulló. Al cabo de un rato de maullar y amasar sus senos, ella se levantó, ictérica, le sirvió una buena ración de comida como para que le quedara hasta cuando llegue él y retornó a su muerte. Esta vez, se encerró en el baño. Los gatos tienen poderes, sólo hay que esperar momentos adecuados.

5 comentarios:

  1. ¿No le digo? la de cosas que suceden en los baños. Me gustó mucho.

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  2. Ahora le voy a decir a mi perro que si me muero antes que él, debe resucitarme.
    Ahora me encapriché.

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  3. Lo diga por experiencia: los gatos son muy jodidos cuando tienen hambre y les importa un corno que uno esté muerto. Yo creo que si la doña no resucitaba un rato para darle comida , su alma no conocería nunca el descanso, perseguida eternamente por el incordioso maullido.

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  4. Me reí muchísimo con este cuento, Ranea.

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  5. gracias, gente. Una de gatos, para la colección. Me gustan los gatos, mucho. Pero sé que son pertinaces...
    No puedo publicar con mi nome de guerre, así que lo pongo acá. Ogui

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