
Por fin construyeron el puente que uniría a los dos poblados.Una mañana apareció el cadáver de un hombre en la mitad de la calzada de piedra. Nadie lo conocía, pero los del poblado A endilgaron el crimen a los del poblado B y –como es lógico- los del poblado B hicieron lo mismo para con sus vecinos.Una semana después ya nadie cruzaba el puente.Las mujeres decían a los niños:-Ni se te ocurra acercarte; mira que los del otro lado son la mala gente.
Muros, zanjas, alambres de púas. El del otro lado, el distinto, siempre es un extraño ominoso.
ResponderEliminarSiempre hay alguna razón para desconfiar del otro. Así estamos.
ResponderEliminarUna verdad muy bien reflejada y resumida.