
No hay brújulas, no hay mapas, no hay palabras, sólo signos del aire agrupándose en ángulos cada vez más concéntricos, como erupciones de animales y ángeles tuertos que gritarían “Hola y mucho gusto” si pudiesen y quisiesen o supiesen. Porque no hay brújulas, no hay mapas, no hay palabras, sólo gestos de la tierra enrollándose en lavarropas cada vez más verdes, como budas derramados y relojes que se despeinan en silencio, tirando monedas para recoger líneas y fuego y vacas y calderos.
Y entonces la acción, cerrar los ojos y dejar que el tiempo fluya, nada sucede y nada es, sólo huellas de orejas en las aguas, como pasamanos en vinagre o signos triangulares, garabateando vientos en plantaciones azules y piedras fundidas, esperando el final de una cueva en el que no hay brújulas, no hay mapas, no hay palabras.
Sublime, poético, desolador, mi Saurio! felicidades, es una joya!
ResponderEliminar¡Buenísimo!
ResponderEliminarTe leo...
ResponderEliminar...interesante todo...
...va por mis rumbos la temática...
Saludos
Un poema, como dice Fraga. Y de los buenos, agrego.
ResponderEliminar