
Golpeó a la mujer hasta dejarla inconsciente. Incluso después siguió dándole puñetazos entre insultos de rabia largamente contenidos. Ni siquiera notó cuando se la llevaron a la ambulancia. Le habían quitado tanto en la vida y ésta era la gota que colma el vaso. No pudo permitir que le robase ese suéter de angorina en las rebajas.
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