Se acercó lentamente a esos labios que se teñían de rojo con una lentitud excitante… pensó por un instante que lo que iba a hacer no era natural, pero —¡que más natural que beber el jugo del propio cuerpo humano!— se respondió a sí mismo mientras hundía su rostro en ese específico lugar.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Por favor, tratá de que tu comentario sea sobre esta entrada. Asuntos personales (buenos y malos) que tengas con el/la autor/a del texto y/o los miembros de este blog por favor resolvelos por otros canales ya que este no es el adecuado.
Gracias.