
Se divertían poniendo los petardos más estruendosos. Miraban con ojos infantiles las estelas de los cohetes y los fuegos artificiales que rompían en el cielo nocturno. Cada uno mayor y más retumbante que el anterior. Cuando se les acabaron, no pudieron parar. Tenían la fiebre dentro y necesitaban más. Al bueno de Buzz se le ocurrió hacer cohetes artesanos con botellas vacías de cola, gasolina y pegamento. Su cara se quedó blanca, cuando aparecieron unos ángeles y les atravesaron con sus espadas flamígeras. El deseo de un anciano que quería dormir se había cumplido.
Muito bom!
ResponderEliminarE, como se faz para encontrar estes anjos? As noites no Rio de Janeiro estão se tornando um inferno, acabou-se o silêncio!
algo de eso me recuerda a la tragedia en la guarderia de Sonora :'(
ResponderEliminarMuy bueno, de verás que sí.
ResponderEliminarUn saludo.