
Los aquelarres suceden en sitios imprevisibles y, esa noche, la cita fue en una sala de terapia intensiva. Como casualmente yo estaba allí, internada en gravísimo estado, tuve la suerte y el privilegio de participar. Mis amigos se admiran cuando les cuento la experiencia del vuelo, pero no me creen.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Por favor, tratá de que tu comentario sea sobre esta entrada. Asuntos personales (buenos y malos) que tengas con el/la autor/a del texto y/o los miembros de este blog por favor resolvelos por otros canales ya que este no es el adecuado.
Gracias.