
No recuerdo lo que hice anoche. No entiendo por qué viene usted a interrogarme, a hurgar en mi interior. Sí, ya sé que tengo tierra y quizá otro tipo de materias orgánicas bajo las uñas. Sé también que estoy completamente magullada, que tengo hematomas y la cabeza rota, como si hubiera luchado. Soy más que consciente de que algo sucedió entre las diez y las doce de la noche en ese lugar y, obviamente, estuve allí. No, no creo haber visto la cara de la otra persona. Tampoco sé qué tipo de armas se usaron, o si las hubo. No creo poder responder a sus preguntas, por más que quiera, por más que lo intente.
Espere, ¿qué hace? Está bien que yo esté echada en esta camilla, totalmente inerte y fría, pero eso no significa que usted tenga permiso de cometer el mismo crimen que me trajo aquí.
Espere, ¿qué hace? Está bien que yo esté echada en esta camilla, totalmente inerte y fría, pero eso no significa que usted tenga permiso de cometer el mismo crimen que me trajo aquí.
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