El ojo y las narices — Saturnino Rodríguez Riverón
Para el ojo humano que señala y asiente, la parte visible del iceberg, esa montaña blanca de cristal helado, es la porción hermosa del evento, por más conocida. Sin embargo, los marinos desconfían de la proporción volumétrica oculta. Ellos saben que el bello espectáculo no les causará daño alguno; es el misterio, el enigma escondido bajo las aguas, lo que romperá sus narices.
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