Él me agarró por la espalda, las manos tensas en mi pecho. Me gustó, no puedo negarlo. Sabía que mi codo guardaba toda la fuerza del mundo. Y así fue. Un golpe certero. Luego, el puño izquierdo voló hacia su ceja. Mis nudillos amaron esa valiente sangre. Tambaleó un poco, uppercut, mentón triturado. Tenía la navaja lista. La hubiera hundido en su yugular, pero preferí cortar mi larga trenza y lanzársela al hombrón que se revolcaba en el suelo.
Marimacho -gritó, con baba entre los dientes, cogiendo la trenza y devorándola.
En aquellos días de lluvia, me lavaba el pelo con cicuta, para no andar aleonada.
Tomado de: http://lilielphick.wordpress.com/
muy buen cuento
ResponderEliminarClaro. Y bien feminista.Que crueles que son las mujeres.
ResponderEliminarEl cuento, de todas maneras, está bueno.
Espectacular. Por eso no hay que subestimar nunca al contrincante...
ResponderEliminarG.
Me gustó mucho este cuento Lilian.
ResponderEliminarmuy, muy lindo. me encantó!
ResponderEliminarme encantó! muy, muy bueno! se lo dediqué a una amiga por facebook, espero no te disguste.. saludos ;) mi face "rojogrillo"
ResponderEliminarme encantó! muy, muy bueno. se lo dediqué a una amiga. espero no te discguste. mi face "rojogrillo" ;)
ResponderEliminar