
Llegué a casa y me serví un trago. Todo para nada, pensé. Como mi mujer intentó dejarme por otro hace un año, la maté para que su fantasma se quedara conmigo. Ayer, el muy cabrón apareció en mi casa sin llamar; me dijo que había muerto de un ataque al corazón y que esta vez no podría impedirle que se la llevara.
Imagen: Et eventyr de Kent Vassdal
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