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miércoles, 3 de febrero de 2010

Albada (VIII) - Víctor Lorenzo Cinca


Al despertar, coloca con suavidad su fría mano sobre mi muslo desnudo y sonrío; desliza la otra horizontalmente desde mi pecho hasta el vientre, dejándome las uñas marcadas en la piel, y se me escapa una risita pícara. La sonrisa desaparece al instante de mi rostro cuando noto, cerca del cuello, una tercera mano.


Tomado de Realidades para Lelos

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