
Asisto a una revisión médica de rutina.
El doctor, como hacen todos, me revisa las amígdalas, los pulmones, me toma el pulso y me pesa para constatar que estoy en mi peso ideal. "No tiene problemas, me dice, goza de una excelente salud". Antes de salir me anuncia que me recetará algo para mejorar la calcificación de los huesos, pero por error diligencia una partida de defunción con mi nombre. Me exalto y le hago el reclamo. "Tranquilo, no pasa nada, váyase tranquilo y descanse en paz."
Tomado del blog: http://cuentominicuento.blogspot.com/
Sobre el autor: Alejandro Ramírez Giraldo
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