
Recién anochecía y el paseo estaba muy animado. Por el carril bici corrían chicas con patines y chicos con bibicletas. Paseaban parejas, familias con niños y perros. Entre todo ese movimiento creí reconocer a un viejo amigo. Traté de acercarme a él, pero, cuando estaba a pocos metros, sentí que algo me retenía. Mi dueño acababa de tensar la cuerda de la correa. Entonces pensé, una vez más, que estos humanos dicen querer mucho a sus mascotas, pero no respetan para nada nuestras relaciones sociales.
El tema -personificación de un perro- machacadísimo (yo también tengo alguno) pero tu solución me gustó. Bien, Javier.
ResponderEliminarTe confesaré algo, Víctor: está basado en hechos reales.
ResponderEliminarY una aclaración: yo no era el perro, era un paseante observador, jeje.
Gracias, un abrazo.
Muy bueno aunque es verdad que hay temas recurrentes, por otra parte inevitables.
ResponderEliminarUn saludo indio
Muchas gracias por el comment, no idems.
ResponderEliminarSaludos!