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lunes, 23 de agosto de 2010

Monstruópolis - Javier López


Durante varias semanas se sucedieron los fenómenos que desencadenaron el caos.
Pequeños pero continuos temblores hicieron aparecer grandes grietas en las carreteras de acceso y de salida, que impedían su uso. Algunos ríos crecieron por las incesantes lluvias, inundando extensas zonas, incluyendo varios kilómetros de vías férreas, aeropuertos y nudos de comunicaciones. Esas mismas lluvias que hicieron crecer espontáneamente masas vegetales que formaron un escudo impenetrable alrededor de la ciudad.
Sin que las autoridades pudieran reaccionar, en poco tiempo estábamos completamente aislados, encerrados en su interior y sin escapatoria. En las semanas siguientes la ciudad comenzó a devorarnos como un monstruo gigantesco, hambriento y vengativo.


Imagen: a tube3 de Anna-Maija

2 comentarios:

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