
Oigo tu respiración entre las sábanas, hipnótica y relajada, e intuyo tu presencia a mi lado. Abro los ojos para descubrirte de nuevo, como cada mañana, y apoyado en la almohada, frente a mí, encuentro mi rostro desencajado, simétrico, mirándome fijamente con la misma expresión de espanto que debo tener yo ahora.
¡Espeluznantemente bueno Víctor! Me gusta mucho la serie de Albadas.
ResponderEliminarSaludos!
Muy buen microrrelato Víctor, conciso.
ResponderEliminarUn abrazo
Gracias, Claudia y David. En mi blog podéis leer la serie completa de albadas.
ResponderEliminar