En un agujero en el suelo vivía un hobbit…El Profesor estudió lo que había escrito en el margen superior de la hoja. “No está mal”, pensó. Pero entonces vio el 1 (uno) con todo y su firma bajo el nombre de ese estudiantillo, que había tenido la desfachatez de entregarle el examen en blanco.¡Oh, cómo se deprimió! Hizo un boyo con la hoja y la arrojó al cesto, olvidando todo el asunto.Afortunadamente, cuando corrigió el segundo examen, le subió el ánimo: el alumno en cuestión merecía un 10 (diez).
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