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jueves, 20 de enero de 2011

Pasarela - Javier Montoro


Acomódate. Mira hacia arriba. Contempla y vislumbra los maniquíes del cielo. Extremadamente blanco. Tremendamente cielo. Los maniquíes se rehúyen las miradas. Se aprietan las manos. Unos contra otros chocan, se restriegan contra los muros, procuran esquivarse. Se aprietan las manos. Míralos, porque en el aire que se escapa entre sus dedos descansa la pasarela. La pasarela. La pasarela. Por ella debes viajar, encontrar tu tránsito, un cauce desmedido. Determínate. Aprende a configurar de nuevo las manos. Convierte los toscos apretones en tiernas caricias. Despliega la mano y abandona el lugar donde reside, cordial, el recelo. No hay sueño que contamine esta noche en vela. Fusión.
Dos maniquíes se han descolgado del techo.

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