Hoy la noche ha nacido bella. Bajo una luna brillante como hacía tiempo que no se veía, las estrellas han ido apareciendo acompasadamente al ritmo de un tierna canción de amor. Los astros crean su propia melodía, y enardecen el corazón de los habitantes de este lúgubre mundo. Hoy la luna nos ha mirado a la cara con afecto, y nuestras almas se han acercado a ella, siguiendo el camino marcado por los luceros que son su fíbula. En nuestro recorrido, encontramos infinidad de seres que han sentido la llamada y, como ellos, cantamos bajo la luz de la majestuosa Selene.
Hoy el crepúsculo ha sido primoroso, y con su galanura nos ha embelesado.
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