Es una pena que el texto que acabo de dictarle a mi robot se haya perdido. De todos modos, hago un nuevo intento (este) con el propósito de crear un cuento alternativo, propiciando la posibilidad de que mis lectores se imaginen (erróneamente) que el otro era genial y no adviertan que estos son los pocos retazos torpes e inválidos que sobrevivieron a un intento fallido.
Sergio Gaut vel Hartman
Imagen: "Galatea", de Gustave Moreau
lástima: yo quería leer el otro cuento, aunque este esté muy bien también...
ResponderEliminarTodo lo que escribimos es un residuo torpe y deshilachado de lo que hubiéramos podido escribir si recordáramos lo que nuestra mente y nuestro corazón urdieron en secreto y no lograron dar a luz.
ResponderEliminarEl problema es que nuestra mente tenga secretos para nosotros mismos. Si pudiéramos llegar al fondo de ella, mover, cortar, pegar, eliminar... Claro, entonces sería como el ordenador, y en ese caso le faltaría el corazón.
ResponderEliminarSergio: le salió una sentencia borgeana...¿o se escribe borgiana?
ResponderEliminarSentencia borgeana es la que fue expedida en el cuento "Sin hilo de Ariadna". ¿Lo leíste?
ResponderEliminarhttp://quimicamenteimpuro.blogspot.com/2009/06/sin-hilo-de-ariadna-sergio-gaut-vel.html
ah bueno...¿usté no será un clon de Borges?
ResponderEliminarSoy un clon armado con células de los escritores que me gusta leer: LeGuin, Butler, Sturgeon, Vonnegut, Ballard, Dick, Priest. Tengo de cada uno un poco.
ResponderEliminarYa está: definió al escritor en su plenitud, en la totalidad que cabe en esa palabra...es más: cada texto propio, ¿no será un texto escrito con las manos de todos los autores que nos gustan?
ResponderEliminarEn efecto, Esteban. Ahora solo falta que le des forma y tu último comentario será una excelente microficción.
ResponderEliminary si lo hacemos a cuatro manos? lo mio ya lo plantee, ahora juegue usté, maestro...
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