Páginas

martes, 16 de agosto de 2011

Decisiones postergadas – Héctor Ranea


Después de siglos de impedirlo, debieron aceptar que era la única manera lógica de conservar dos cosas: algo de su presencia y el lugar donde, después de todo, todos vivían. Así, todo el pueblo se puso a sotavento, los municipales pusieron todo lo que había que procesar en una inmensa pira y quemaron todos los muertos del cementerio. Ya estaba agigantándose. Para conservar algo de los muertos con ellos, todos respiraron ese día el humo de la hoguera.

Sobre el autor: Héctor Ranea

2 comentarios:

Por favor, tratá de que tu comentario sea sobre esta entrada. Asuntos personales (buenos y malos) que tengas con el/la autor/a del texto y/o los miembros de este blog por favor resolvelos por otros canales ya que este no es el adecuado.
Gracias.