
El hocico listo, los dientes amarillos contra la luz de la Luna brillando, las patas tensas, el miembro erecto por la excitación y la sangre hirviendo de deseo por desgarrar tu cuerpo… ¿Qué me hace mejor que el lobo estepario, el tiburón solitario, el león sanguinario o el oso gregario… de repente que además tengo una cuarenta y cinco apuntándote ¿No?
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