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sábado, 29 de octubre de 2011

Simetrías – Héctor Ranea


—¿Te puedo decir una cosa? —y, sin esperar mi respuesta, me espetó: —Me cansan tus ficciones supuestamente literarias. Toda esa parafernalia (yo diría infernalia metaficcional) que vomitás por la yema de los dedos. Me pudre, me harta, me llena, me satura, me atesta. Estoy empachada de tus groserías, tus toscas palabras, elegidas de diccionarios ramplones, simples, absurdos. Así como absurdas son tus situaciones, tus dudas, tus argumentos estúpidos, mal trazados.
—¿Terminaste? Te digo que elegiste malos momentos para decir palabras que te condenen, pero éste es particularmente jodido para vos —le contesté.
—¿Por? —dijo con calculada sorna.
—Porque estoy escribiendo en mi libreta de papel y con lápiz. ¿Te puedo decir una cosa? —y, sin esperar su respuesta, le espeté: —El lápiz se borra con esto.
Y le mostré con calculada sorna una goma.

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