La invasión extraterrestre finalmente se produjo, y fue exitosa, tan exitosa como para terminar por completo con la civilización humana. ¿Quieren conocer la causa de su triunfo? Muy sencillo: una estrategia adecuada y una sucesión de golpes tácticos perfectos. Los alienígenas se disfrazaron de humanos, pero no de cualquier humano, sino de humanos estúpidos, necios, torpes, imbéciles, estólidos, idiotas, ceporros. Y se disfrazaron tan bien que ni siquiera ellos mismos se daban cuenta de que lo eran; pensaban ser únicos y no se reconocían como colectivo. De ese modo hicieron muchísimo daño, indujeron al caos, nos precipitaron en la confusión y limpiaron el camino. Dice un proverbio judío: cuando un tarado encaja una piedra, ni cien avispados la pueden desencajar.

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