Ahí está otra vez, al fondo del armario, rascando la puerta mientras intenta abrirla. Cada noche le escucho desde mi cama, al otro lado del a habitación a oscuras, mientras los muelles ruidos que delatan su existencia se hacen más persistentes... Pero no puede salir. He puesto candado a la puerta. Mamá no lo sabe, papá tampoco. Hace tiempo que lo sorprendí dormido, y ahora soy yo quien se dedica a atormentar al monstruo del armario.
Tomado del blog:
http://saborajenjo.blogspot.com/
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