Cansada de tanto trabajar, decidió que no sería más un peón en la baja jerarquía de esa sociedad. Lanzó al suelo lo que estaba portando y con un grito de ira empezó a corear algunas frases rimadas. Pronto, muchas compañeras se unieron a su canto. Fue la primera de las epidemias de rebelión en los hormigueros cercanos.
Sobre el autor:
William E. Fleming
Maravilloso! Huelga de hormigas obreras. Se han vuelto poetas. Pero claro, necesitamos más poetas en el hormiguero.
ResponderEliminarMe encantó!
Un abrazo!