El joven compositor descompuesto, pero sin perder la compostura, salió del concierto con cierto desconcierto. Fue directo al camarín del recto director.
—Aunque digan que usted es un genio, yo no congenio con ese arreglo falto de ingenio— le dijo de un tirón.
—No es lo que tú crees —contestó sonriente el divo—. La próxima vez no pondré la partitura del revés.
Acerca del autor: Fernando Puga
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