Sólo contempla una solución:
deshacerse del maldito perro sin que su mujer y los niños se enteren. Por la
noche. Debe hacerlo por la noche. Como pueda lo introducirá en el maletero,
quizá le engañará con las galletitas que tanto le gustan; luego conducirá hasta
algún sitio, abrirá la portezuela, sin parar el motor le empujará y volverá a
casa sin mirar por el retrovisor ni un segundo. Lo hará igual que hizo unos
meses atrás con el abuelo.
Tomado de microSeñales de Humo
Acerca del autor:
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Por favor, tratá de que tu comentario sea sobre esta entrada. Asuntos personales (buenos y malos) que tengas con el/la autor/a del texto y/o los miembros de este blog por favor resolvelos por otros canales ya que este no es el adecuado.
Gracias.