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domingo, 29 de julio de 2012

Reincidente - David Moreno



Sólo contempla una solución: deshacerse del maldito perro sin que su mujer y los niños se enteren. Por la noche. Debe hacerlo por la noche. Como pueda lo introducirá en el maletero, quizá le engañará con las galletitas que tanto le gustan; luego conducirá hasta algún sitio, abrirá la portezuela, sin parar el motor le empujará y volverá a casa sin mirar por el retrovisor ni un segundo. Lo hará igual que hizo unos meses atrás con el abuelo.


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