Esperaba, impaciente, la llegada de un familiar en la sala de maternidad de un hospital. Sentada a mi lado, la reina doña Sofía, alimentaba a dos de sus cuarenta bebés. Al otro lado de doña Sofía, el padre putativo, el presidente del gobierno.
—¡Lleva cuarenta! ¡La leche que debe producir esta mujer! —exclamé preocupado al presidente.
—Las tetas de Sofía conservan el tamaño del primer día —afirmó orgulloso, pidiéndome con un gesto, que girara la cabeza.
Tomado de Microrrelatos
Sobre el autor: Óscar Román Alconada
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