—Cuando no distinguimos entre entre malos y buenos, comenzamos a alejarnos unos de otros hasta que la soledad se hace insoportable
—dijo el psicólogo Salzman.
—Está describiendo un cuadro de paranoia
—observó su paciente.
—Exactamente.
—¿Cómo puede uno saber si sufre de paranoia o de veras lo están siguiendo?
—Es muy sencillo: Si hay alguien con usted en la habitación, puede ser que lo estén siguiendo; pero si usted está solo, estamos frente a un caso de paranoia.
—¡Haberlo sabido antes! Llevo gastada una fortuna en terapia. Hubiera ido yo a Acapulco en vez de usted.
Sobre la autora:
Carla Dulfano
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