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jueves, 14 de noviembre de 2013

En una rama – Héctor Ranea


“A ver —digo. Tal vez encuentre aquí lo que perdí ayer durante la madrugada”. Saqué la mano, hurgué a tientas. Del otro lado reinaba la oscuridad. Enfrascado como estaba, el contacto con algo suave, peludo y pequeño me llegó tarde al cerebro. “¡Es él!” —exclamé. No tuve que forzar nada, por suerte, lo tomé del lomo, lo alcé y lo traje; de ese lugar sólo vino con las patas algo húmedas. Mi gato estaba, por suerte, de regreso en casa.
El felino estuvo mirándome y sólo faltó que hablase. Justo cuando pareció dispuesto a hacerlo comenzó a desaparecer del árbol donde había saltado, asustado de verme. Lo último que se fue de él, el morro, se dibujó en mi mente como una sonrisa.
“¡Absurdo, Alicia! ¡Los gatos no se sonríen!” Me dije.

Sobre el autor:  Héctor Ranea
Ilustración: Gala Moscoso

1 comentario:

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