
LA MANO
Armando Rosselot
Una mano brotó de la tierra, quiso ser larga y barroca. Se jactaba de tener los mejores colores y la palma más fina y delicada de la creación. Sus uñas brillaban a la luz del sol y las estrellas. Creció y creció. Un buen día, fue rota por sus dedos. Algo juguetones, algo independientes.
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