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martes, 15 de febrero de 2011

Velorio - Alejandro Jomar


Ivanovo no tuvo la culpa de nada. Lo que había vivido lo atormentaba constantemente e incluso la depresión lo carcomía. Llegó el día en que nada lo satisfacía y frente al espejo de su dormitorio el reflejo del rostro se distorsionaba. A las 2:00 am tocaron fuertemente la puerta principal diciendo prepotentemente: " Sal y recoge el cadáver que dejaste anoche". Pausado abrió la puerta y se dio la sorpresa que el cuerpo echado era él quien estaba rodeado por hormigas con velas y tomando café.

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