
Yo fui el primer hombre en ir al espacio. Finalmente me atrevo a confesarlo por este medio. Nunca lo había dicho por miedo a tener que dar una explicación en público. Nunca me ha gustado hablar en público. De hecho esa fue la razón por la que decidí ir al espacio. Allá no tendré que dar ningún discurso frente a una sala llena de personas, pensé. Así, tomé mis cosas y simplemente me fui. Durante varios días estuve ideando la manera de sobrevivir. Finalmente se me agotó la paciencia. Caminé a la oficina de empleos de la estrella en donde me encontraba y ofrecí mis servicios. Perfecto, me dijeron, justamente buscábamos a un profesor que diera cátedra en nuestra universidad.
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