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lunes, 3 de octubre de 2011

Sobreviví - Andrea González


Feroz, aterrador, enorme. Su pelaje era negro, grueso y revuelto, como un montón de alambres enredados. Su hocico expedía un vaho oscuro, sin duda fragmentos del alma que intentaban huir de la prisión bestial y licántropa que yo, valeroso a pesar de todo, tenía delante. Sus ojos brillaban como si el demonio los alumbrara por dentro con mil lunas. Sus garras preparaban un ataque que los afilados colmillos iniciaron. Se comió mi tarea y a mi abuelita… afortunadamente yo no sufrí ni un rasguño.

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