
Solo. Y ni siquiera me había dado cuenta de que ese es el único estado existente.
Con tanta inmensidad rodeándome, no logro reconocer casi nada - todo va cambiando de a poco-, sólo yo me creo algo estático e inamovible.
Corro, por los caminos que danzan a través de la sucesión de momentos, gritando incoherencias, al cambiar mi dirección una y otra vez.
Como al principio, como me dijo en uno de los vértices, la niña de ojos sin fondo que iba a ser.
Sigo adelante, con paso firme y sonriendo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Por favor, tratá de que tu comentario sea sobre esta entrada. Asuntos personales (buenos y malos) que tengas con el/la autor/a del texto y/o los miembros de este blog por favor resolvelos por otros canales ya que este no es el adecuado.
Gracias.