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viernes, 16 de diciembre de 2011

Frente al espejo - Peio Soria Jimeno



No reconocía al hombre que tenía frente al espejo. Habían sido más de diez años viendo otro rostro y no lograba acostumbrarme a aquella triste mirada, camuflada entre la espesura de unas cejas tan vulgares. El glamour de mi sonrisa se había desvanecido, dejando en su lugar cuatro dientes intercalados con huecos tan oscuros como los bemoles de un piano. La imagen de mi verdadera cara me desalentaba a pesar de la buena noticia que mi psiquiatra repetía con insistencia para animarme. Mi completa rehabilitación quedaba tan cerca que ya podía empezar una nueva vida en un apartamento tutelado… pero ¡qué demonios! Era más divertido ser Elvis.

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