Me parece verte en la penumbra de tu habitación, acariciando el espacio vacío a tu lado sobre la cama, el lugar donde ahora sólo descansa una ausencia.
Tan frágil. Tan sola.
Y no sé cómo alcanzarte, y no sé cómo decirte que no me tienes que culpar por estar sola, porque yo nunca dejé de soñar. Fuiste tú quien despertó.
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